En clásica afirmación de Mirabeau, «dadme el juez que os plazca: parcial, venial, incluso mi enemigo, poco me importa, con tal de que no pueda hacer nada sino de cara al público». Pues bien, en la Inquisición española, instrumento de control social por antonomasia, el secreto deviene según propias palabras, «el alma», «la piedra angular del edificio», sintetizando así la trascendencia de este medio procesal para la consecución de sus fines. Acertadamente recuerda Pérez-Reverte,» su omnipresencia y poder envenenaron España con una sucia costumbre de sospechas, delaciones y calumnias que ya no nos abandonaría jamás. Todo el que tenía cuentas que ajustar con un vecino procuraba que éste terminara ante el Santo Oficio. Eso acabó viciando al pueblo español, arruinándolo moralmente, instalándolo en el miedo y la denuncia, del mismo modo que luego ocurrió en la Alemania nazi o en la Rusia comunista».
Aunque la Inquisición fue abolida por Real Decreto de 15 de julio de 1834, durante la regencia de María Cristina, hechos acreditados hacen temer su retorno a través del Ministerio Fiscal del Estado, que no obstante venir sometido a los principios de legalidad y transparencia, abre expedientes secretos a defensores de los derechos humanos y sus familias, rehúsa revelar el contenido, y mantiene oculta la identidad de los denunciantes, en su caso, sin permitir la contradicción, todo lo cual puede comportar trágicas consecuencias, hasta la fecha, absolutamente impunes.
24 enero 2015 at 0:37
Acabo de escribir este comentario y quiero que esté accesible en páginas más actuales.
Leyendo ¿MINISTERIO FISCAL O MISTERIO FISCAL? Quisiera hacer una anotación en cuanto a la opacidad, transcribo el último párrafo «Aunque la Inquisición fue abolida por Real Decreto de 15 de julio de 1834, durante la regencia de María Cristina, hechos acreditados hacen temer su retorno a través del Ministerio Fiscal del Estado, que no obstante venir sometido a los principios de legalidad y transparencia, abre expedientes secretos a defensores de los derechos humanos y sus familias, rehúsa revelar el contenido, y mantiene oculta la identidad de los denunciantes, en su caso, sin permitir la contradicción, todo lo cual puede comportar trágicas consecuencias, hasta la fecha, absolutamente impunes.»
Antes de volver a escribir lo ya anotado en otra parte del blog, quisiera hacer anotación sobre «MINISTERIO FISCAL O MISTERIO FISCAL»: ¿Cómo es posible que la Audiencia Provincial de Madrid no LEA directamente todo aquello (escritos, informes, documentos aportados por los litigantes), cotejados y debidamente oficiados por los firmantes de los mismos (facultativos, psicólogos, personal de Hospitales todos ellos públicos de la Comunidad de Madrid) y requerirlos la propia Audiencia Provincial de las fuentes debidas existiendo como existen, y se permiten para dictar autos, oir UNA INFORMACIÓN DE UNA FISCAL que a todas luces del caso, en vez defender y proteger a unos niños que sufren maltrato está ocultando información e impidiendo investigación protocolarias que ella misma ha evitado que se hagan no siguiendo, como digo los protocolos de investigación, teniendo motivos, sí señores, motivos para ordenar una investigación exhaustiva de lo contado una y mil veces por los menores a los cuales ha intentado y conseguido que no se les oyera en el Juzgado Civil de Madrid.
Transcribo lo escrito en otro lugar del blog:
Ana Says:
Tu comentario está pendiente de moderación.
24 enero 2015 at 0:22
No sólo los jueces sustitutos pueden dejar de incluir informes para que se haga justicia a nivel de Audiencias Provinciales incluso y más allá. También los titulares cometen esos actos que llevan a una indefensión manifiesta. Tal indefensión sobre todo en cuestión de menores se está viendo desgraciadamente desde que Esperanza Aguirre HICIERA DESAPARECER LA FIGURA DEL DEFENSOR DEL MENOR. Mientras esta Institución siga sin aparecer no va a haber justicia para los casos de menores maltratados, máxime cuando estén inmersas en un mismo caso jurisdicciones que trascienden a otras zonas de una Comunidad. El único modo de proteger a los menores es que exista una figura que AUTÉNTICAMENTE VELE POR LOS INTERESES DE LOS MENORES. Mientras no exista dicha Institución muchos de los responsables de la justicia de este país (fiscales y jueces en primera instancia) seguirán, salvo excepciones, otros intereses que nada tienen que ver con la protección de los niños y mucho que ver con los prejuicios machistas que existen todavía contra la persona que decide divorciarse y sufre las consecuencias de un maltratador en sus propios hijos. Y cuando no son por prejuicios machistas, hay otros intereses que les llevan a ser por ser suaves, injustos: hablemos de prevaricación, contactos con la parte maltratadora que llevan a un enriquecimiento o simplemente contactos de amistad. En este país la justicia, en general, y salvo excepciones no está en buenas manos.
Gracias